“Por mucho que te inculquen…”. Juan de Vicente Abad

Tengo una amiga que opina que los padres educan mejor en verano, según ella durante el curso escolar éstos están tan agobiados entre colegios, actividades, deberes, exámenes y su propia vida que los instintos más primarios suelen salir más a la luz y así según ella es imposible “educar con sentido”.

El otro día hablábamos del tema, “lo ideal, sería que la educación fuese una actitud de vida” le comenté, a lo que ella contestó con una reflexión que bien merece una mención. Según su teoría un porcentaje muy alto de padres desean que sus hijos sean mejor que ellos, más empáticos, liberales, fuertes y tolerantes, lo cual tiene su dificultad, es decir, ¿cómo va una tortuga a enseñar a trepar, si ella misma no sabe? Es complicado, requiere habilidad y paciencia, por ese mismo motivo la educación es tan compleja, porque intentamos que nuestros hijos adquieran habilidades, competencias y actitudes que en la mayoría de las ocasiones no tenemos nosotros, si contamos con el factor de que los niños aprenden básicamente por la observación…la conclusión es que estamos siempre a examen.

Durante el curso escolar estamos sometidos a tanta presión que se hace muy complicado controlar cada una de las verbalizaciones o acciones que llevamos a cabo a lo largo del día, al final el cansancio o el estrés hacen que nuestra verdadera forma de pensar salga a la luz y eso se convierte en aprendizaje. Según ella, en verano todo es más relajado, brilla el sol, estamos más felices, cosas que facilitan educar a nuestros niños como nos gustaría de verdad.

Posiblemente sea verdad la idea de que deseamos que nuestros hijos sean mejores que nosotros mismos, siendo al mismo tiempo nuestro problema más importante por todas aquellas ideas y prejuicios arraigados en nuestro yo más profundo, los cuales sin querer vamos transmitiendo de generación en generación.

Por si acaso mi amiga tiene razón y hay quien educa “con más sentido” en verano, les dejamos una charla entre preadolescentes sobre prejuicios, dirigida por Juan de Vicente Abad, invitándoles a que cuando tengan un momento hagan la dinámica que se les propone toda la familia, seguro que descubren ideas interesantes…



Quizá y sólo quizá la mejor opción es que asumamos que a pesar de ser adultos todavía nos queda mucho por aprender, nos conozcamos y vayamos mejorando, cabe la posibilidad de que así independientemente de la estación en la que estemos logremos que nuestros hijos realmente sean mejores que nosotros.


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